viernes, 22 de mayo de 2009

Waldina Mejía Medina (Honduras)

El fin

Mi corazón al fin está tranquilo,
mi corazón, que tanto dio pelea,
está tranquilo al fin, ya no reclama,
cuando el horror del mundo lo doblega.

No denuncia injusticias; si al filo
del abismo, lo indebido lo tienta,
su prístina nobleza se descama
y muere en su atroz indiferencia.

No exige para el débil paz y amor
y ni reclama que el corrupto troca
el mundo –que es de todos– en su feudo.

Ya ni la Verdad ama. Sin rubor
deja pasar la luz que lo convoca.
Aléjense de él: ¡Apesta a muerto!

La muerte verdadera

Endurecí mis ojos para que ya no vieran
más pobreza
acallé mis oídos para que ya no oyera
más dolor
mutilé mi esperanza para que ya no hablara
más Justicia
emparedé mi alma para que ya no amara
la Verdad
y cuando así maté lo más hermoso
me hice duro caucho
que no sonrió, no amó, ni siquiera lloró
mi propia muerte
porque la merecía
para siempre.

Olor

"Hombres que me sirvieron de verano..."
Carilda Oliver Labra


Hombres que me sirvieron de morada:
el que siempre soñé, o me soñó,
uno que tuvo todo y me dio nada
quien me dijo que no, o le dije no.

Él, que para negarme, me quería;
aquél, que todavía me reclama;
ése, que de tan suya, me hizo mía;
éste, que amo hoy y que hoy me ama.

Todos son míos y yo soy de todos
pues los gocé y sufrí, y aunque no quiera
su esencia está en mi alma entretejida.

Gracias a Ustedes, de distintos modos,
crecí en dolor y amor y cuando muera,
he de llevar, este Olor a Vida.

Compañeros

A los elegidos por sí mismos
que siguieron luchando aunque temieron
que fueron perseguidos
acechados
atrapados
desgajados
dispersados molécula a molécula
diluidos;
que vuelven cada día con el aire
que nos execran el vergonzoso miedo
que nos insultan
que nos enseñan
que nos levantan
que nos dan la gota de ira que faltaba
que nos llenan el pecho.

Cuando sabemos

Cuando sabemos
que cerca y lejos
una mujer, un niño, una persona
está muriendo de hambre
de bomba, de metralla,
cuando alguien desgarra lentamente a un ser humano
cuando alguien muere de una enfermedad que pudo
ser curable
cuando alguien es asesinado porque pescaba en propiedad
privada
cuando en las vueltas de la esquina un niño va feliz
por la droga que obtuvo
cuando los fondos del Estado se quedan en los bolsillos
de unos pocos
cuando los bosques mueren quemados, vendidos, regalados,
cuando una por una las especies de la Vida se extinguen
cuando mis manos están pequeñas e impotentes
cuando mis manos no existen
cuando mi voz no existe
cuando mi puño no existe
entonces nada soy
pues nada estoy luchando
contra los asesinos.

Patria

Aquí tenemos el corazón sellado a miedo y lodo.
Con el helado espanto de res en matadero
vemos cómo mutilan a la patria
y asesinan sus sueños
desde siempre
hijo mío, desde siempre
esta hilacha de patria que queremos
porque nos engendró el barro de su dolor
es la cosecha diaria del bandido
y en las aguas sangrientas del dinero
mueren de hambre los hijos de los hombres
y pululan en paz los asesinos.

Pequeño mío,
pájaro florecido del dolor,
cuando a usted le toque ser un hombre
¿cómo será la patria?
¿hoguera enardecida, fuego fatuo?
¿será mejor Usted
de lo que nosotros hemos sido?

1 comentario:

  1. Wald: es un gusto encontrarte en la Revista de Norma Segades. Tengo hermosos recuerdos de nuestro encuentro en México. Ojalá que tu patria deje de ser "hoguera enardecida, fuego fatuo",para ser remanso y progreso en democracia.

    Un abrazo desde mi Argentina-(Lincoln. Bs. As)
    Bertha Carou

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