viernes, 22 de mayo de 2009

Marquesa Mercedes Alba Benítez (Finlandia)

La Guerra

La guerra me tocó los hombros
me echó al suelo
degolló mi garganta
con balas y cuchillos
me dejó balbuceando sonidos metálicos
despojos de esperanza
hay un veneno azul turquesa
en mi almohada
apuntando
al animal herido de mis sienes.

Tarea de fin de semana

Este sábado y domingo
contar los pajaros
que miran el atardecer
sobre los cables
contar perros callejeros
contar a los que exigen pan
no cerrar los ojos
no bajar la cabeza

Soy un hombre-mujer perfecto

Soy un hombre-mujer perfecto
La sangre de mi pecho es fruta
pan y vino
mas fuerte que los hombres de la guerra
sobrevivo a sus muertes
cada cuarto menguante
cada centímetro de mi cuerpo
me multiplico humanidad
que guarda los tesoros del océano
en mi sexo
que todo lo predice.

México lindo

México está en mis tenis desgastados
cuando limpio la oscuridad de mis manos
sin rechinar los dientes,
ahora que juego al exilio
en un país de nieve
Sin título
Sujeto este temblor sin nombre
mi corazón contra la tierra;
la huida de una muchacha que no fue violada
en la película de moda,
yo convertida en tropezón.
Cuántas veces más el corazón contra la tierra sin morirse.

Duermo entre niños que venden chicles

Duermo entre niños que venden chicles
que tragan fuego, que dan la infancia por un peso
que hacen maniobras con galaxias y cometas
en las esquinas.

Mis pies

Mis pies deshechos son de piedra cuando
una furia infantil crece y crece sin parar
cuando no hay quien constate mis pasos sobre
las tinieblas…

Delirio sin nombre

El fin de su mundo fue la última gota de whisky,
sus zapatos de tacón despintados y su esqueleto embriagado,
lo que quedó de una mujer,
su rostro amarillo y una carta sin nombre su única
identificación.
A la hora de su muerte la jefa de enfermeras la dio de alta
con el número 00971.

Los intelectuales

Si odio el carro último modelo del patrón, sus camisas de cien dólares, está de más, dicen los intelectuales, si maldigo a sus hijos que estudian en París y a su perro que va a la escuela, si escribo que mi salario no alcanza para ir al cine, ni para el dentista de mi madre, no importa dicen.
Yo ignorante tercermundista, escribo con mi segundo grado de desnutrición, lo que ya está dicho, lo que nada importa, dicen.

Me llamo esperanza

Crezco en una casa de cartón, calzo huaraches de plástico apretados,
mi selva es un foco rodeado de insectos que se alimentan de mi sangre, cada mañana, salgo de la noche que gotea luciérnagas sobre mis vestidos viejos, dice mi hermano que soy la loca del barrio.

Mi padre

Mi padre es ese señor de camisa vieja, el que siempre paga contando sus últimas monedas, de niño nunca tuvo un perro, ni una habitación propia, trabaja de siete a ocho, siete días a la semana, es ese viejo que camina, como yo.

Perdida

No hablo inglés en California, y me llaman accidente nocturno, mujer no identificada, soy una dirección en español que nadie entiende pensé que ya era invisible, muda, hasta que espanté a un gato que se acariciaba con la luna en el barrio latino.
Sujeto este temblor sin nombre
mi corazón contra la tierra;
la huida de una muchacha que no fue violada
en la película e moda,
yo convertida en tropezón.
Cuántas veces mas el corazón contra a tierra sin morirse.

Mi historia

Déjame decirte la historia de mi cuerpo; esta herida temblorosa
se llama corazón, tuve piernas no estos tornillos metidos a la fuerza,
brazos, no esta velocidad mecánica, una espalda, no esta muleta vieja.
Mi sombra fue el universo al caer el día bajo tu mirada.

Cuando salia del cine y de mis diecisiete años,
todos eran sospechosos, no hubo denuncia,
solo un grito que no acaba y un morete que
aun arde entre las piernas.

Ya tengo el rostro, el pecho, el corazón de mujer
sobre vuelo el mundo, rebaso mi alba-atroz
ya casi soy un descubrimiento del mundo.
…pienso, digo, grito….

No es cierto que soy una vieja sola, abandonada, fui un hombre de fuego, en el desamor un desierto que florece, sin cansancio la mano que perfila el horizonte, una y otra vez la alegría.

A los treinta años

Mi soledad de cantera dobla sus rodillas ante la lenta combustión de mis deseos, amanezco a diario manicomio de palomas ciegas, refugio olvidado que muere de hambre.

Créanme

este vientre fracturado
también tiene su historia.
Dibujo flores azules color sangre
niños haciendo de la luna un papel urgente
para retrasar el desmayo de mi piel
para llevar la cuenta de los desaparecidos
y no reconocer mis entrañas acribilladas
ni mi cuerpo.

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